jueves, 25 de diciembre de 2008

Ya la estrella apareció, en sus rostros resplandece

La estrella refulgió

La horrible figura retrocedió, empujada por las palabras y los goilpes espirituales del Manwattara.

-No puedes creer que todo está tan perdido, me niego- le exclamó vehemente

-Manwattara...- recalcó la criatura

-Entonces sea...- el dolor se apoderó del alma del Manwattara por lo que habúa de hacer. Mas el golpe fue interrumpido. Vania, soberana de deidades, protectora de vidas, le detuvo la mano. La aberración la miró, tantop a ella como al gran cónclave de almas luchadoras de los grandes Reinos de Alsi.

Ante la presencia sagrada la figura se arrodilló, abrumada

-Sabes que eso no es lo que se espera de tí, concretamente- espetó Vania

El odio abandonó paulatinamente el corazón de la atroz criatura, que recobrada a la razón lo agarró con manos rápidas he hizo arder con el calor de mil piras

-Fuego por y para la luz- fue lo único que alcanzó a considerar decir

La sonrisa del Manwattara enriquecio su alma

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