Altas cúpulas llevan tu nombre. La calma en nuestros corazones nunca fue más serena y a la vez tan brava. Encendida como una ardiente luminaria. Desapareciendo de las redes por los cantos de verdad. Refugiándose entre paraísos de cristal. Esperando al Faraón. Cruzando la noche por la vida.
Anhelando a la dama blanca y al Hades negro
Esperando la promesa del angel de la paz Anzu
Perdiendo para encontrar constantemente
Ni verdad, ni mentira
Ni lados de un río
Mil cascadas bajo el llanto de los cinco picos
Un ascendente espectral
Un puño ciego
Sangre de las escamas
Esqueletos de nuestra caballería
Ante la gran torre de plata pura
Ante una fe
Ante nuestra única confesión
Herejes ante la orden del coliseo
escaleras unas tras otras, guardia del santuario
sábado, 12 de abril de 2008
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