Esta noche el leon alado de fuego cruzó como había prometido entre los dos ángeles. Atravesó el laberinto por la senda de la vida, en busca del sueño de la inocencia. Una espada, unas cadenas y una lanza dictaron los argumentos.
La espada atravesó el suelo, toda palabra fue rota
Las cadenas ataron a la voluntad, nada de deseos trascendentes sino reales
La lanza se clavó con más saña, y su punta impregnó un corazón
Un sangriento crucifijo
Un sello de caballería armada cruzó a través de la ciudad
Ante el gremio de las pesadillas la hija de Anubis un murmullo lo convirtió en un atroz grito. Na die dictó más normas desde aquellos tiempos que quedan ya lejanos
La barca celeste separó elagua de las estrellas y lo volátil de lo etéreo
Envuelto en piedra sedente con la señora de la vida un milagro fue roto en mil cristales de plata.
Unos fueron los que lanzamos al pasado, los otros los que arrojamos al futuro
Partimos las palabras de justicia d emil magistados, todo por la melancolía de una dama de leyes, una vástaga de abogados, ante sangre de su estirpe...
Nada inmutó un talmud caído
Las leyes seguían en la plaza, las palabras colgadas en la fuente y las sentencias enterradas bajo tierra espolvoreada con plata pura.
Con un velo de seda trenzamos las palabras de la santa martir dama
Con una palabra su suplicio se hizo ley, y sólo esto se respetó
martes, 8 de abril de 2008
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