viernes, 29 de febrero de 2008

...Demonios por Arcadia...

...Frente a aquél cubil de demonios los guerreros de Arcadia sostuvieron aún más firmemente sus hojas que antes. No retrocedieron, se reafirmaron. Ni siquiera cvuando apareció la gran bestia. Resistieron sus embites. Y sólo entonces, cuando se aseguraron que estaba bien cercada, dejaron que atacara al Elemental madre.

El demonio bufó por el éxito de pleno de su golpe. Pero el invisible escudo en que no había reparado supuso el desenlace, de la jugada y el punto. Su puño, estático en el aire, comenzó a temblar y una fuerte decarga ascendente le sacudió por todo el brazo.

Un estertor agónico lo contrajo de dolor. Al mismo tiempo un guerrero de Arcadia se lanzó a rematarlo de una patada. No obstante un grito de la gran Elemental madre le detuvo.


Aquella criatura era también parte del mismo mundo. Y como suele suceder, destruir algunas cosas inherentes al resto de los vivientes suele resultar pero aberración que el respetarlo. Aquél portador una vez lo supo. Y nunca unas palabras de consejo a tiempo fueron más sabias y útiles.

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