jueves, 28 de febrero de 2008

Olas y tritones

Sobre las aguas priomordiales asomó la reina de espejos. Con un brillo de sus escamas las corrientes entorno a sí callaron. Hasta llegar al gran mar. Su melena al viento coaligó a los soplos de Eolo. Y el gran mar regurgitó con un eco sordo.

La llamada había sido hecha, y en respuesta a su voz, Leviathán de espinas de plata alzó la vista hacia el pilar de las mareas. Aquel legendario monolito es la guarda de los corazones de los hijos del mar.

Evocando tiempos de elfos y lobos. Recordando un antiguo tratado antaño firmado desde las altas torres blancas.

Y el remolino espiral giró de nuevo entorno a la diosa. Todos los tritones a su mando se alzaron. Orgullosos y honorables. Dos lobos rindieron pleitesía recién llegados ante la augusta presencia. Ella, sanando el cansancio de su caminar, les ofreció rica agua de vida de las fuentes de justicia. Aquellas profundas aguas intensas acogieron los recuerdos de lobo. Acontecidos antes del manto de la luna malvada.

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