viernes, 8 de febrero de 2008

Es...

Mil lobos acompañaron a aquella dama en su pesar. Con mil de sus lágrimas hicieron un sudario para un caballero caído. Perdido entre las marismas del tiempo, llevado más allá de procelosas aguas. A la isla lejana, y eterna. Bajo los designios de los hijos del gran dios y hombres de ley. Guardados de un crucificado. Una mácula de sangre impura en la casulla de un sacerdote, y el pecado de la creación ensimismado. Amenazas a la sangre de la vida, el vitae!!!

LLoran mil plañideras un llanto de sangre de piedra, a las puertas de las orgullosas catedrales. Son el recuerdo del esplendor de aquellos burgos. La sespadas se afilan en la forja y se santificasn en la iglesia, después ellas también cruzan el gran mar, a tierras hostiles. A derramar la sangre de infieles herejes. Desconocidos de los caminos. Otra vez grita la sangre de las gárgolas. Y mil armaduras vacías se alzan de su tumba animadas por sus antiguas voluntades. Blanden de nuevo sus espadas junto con sus yelmos huecos y corazones transparentes.


Una lágrima de cristal por la dama glaciar del Gran Norte. La estrella de Borealis. Un viento frío en mi cuello, que hiela hasta la sangre. Palabras-clavo, sencilla cognoscitiva. El gran mar, con sus paredes deagua, que contiene la voluntad del gremio de barcos, los constructores de altas torres y la luz del faro de sus tierras en las lejanías, bajo lastorres blancas de luna con los aullidos de zorro.

Lo grande avatara, aferra el pergamino, lo porta, loguarda junto a su seno. Con las palabras de la tierra el gran rinoceros va excavando la tierra hasta lasmismas vetas primordiales. Sabe lo que hace, conoce la senda del minero. caricia lapiedra y ella sola se resquebraja ante el avance de puntal de su cuerno. En su giro espiral remueve los recuerdos, la memoria enterrada. Los huesos sepultados. Abisales lodazales endurecidos en piel. Cobertura freátiva.

Y bajo todo ello la cadena de la creación, sostenida por un caballero esqueleto( que colecciona los cráneos de su alianza), otra gárgola y una dama.

Ella hace tiempo que ya no llora, desde que sus lágrimas se hicieron sangre y las tomó para sí el gran demonio, la oscura aberración de la carne. En su templo impío. Hoy le han dado de comer al gran leviatán una piedrade sangre por las escamas de un dragón blanco bendito. Y el brillo de sus ojos ha cegado toda ambición en la noche de las horas. Como el manto de la dama que lo llama, mirando atentamente desde su cuello. Escribe en silencio versos perdidos.

De infinitas canciones juntas que se hermanan. Las perlas de un collar que no se cierra, y se lo ha llevado una sacerdotisa hasta una tierra de montañas de besos de nieve

No hay comentarios: